Me insultan a escondidas y luego tienen el valor de mirarme a la cara, hablan de mí a mis espaldas porque al fin y al cabo lo que pienso es que creen que yo soy superior. Y ellas lo que son es unas envidiosas, ya que sólo por el simple hecho de tener novio y ellas no, se me echan encima.
¿Pero sabéis? Aunque ahora me duele todo esto sé que el año que viene, cuando tenga la oportunidad de hacer amigas en un nuevo instituto no os voy a echar de menos. No pienso arrastrarme detrás de vosotras cuando yo no tengo la culpa de nada.
Y lo más bonito es que cuando os hace falta algo venís siempre junto a mí, junto a la lista. Pues esas conveniencias pronto se acabarán, o eso espero, porque tengo un corazón tan grande que (de momento) no me permite mandaros a la
Iré a ver a mi novio, porque al menos el no me desprecia por estar a su lado este fin de semana. Sigo sin creerlo, a pesar de que lo estoy escribiendo. Sigo sin creer que, estando juntas desde la infancia, vengáis ahora con esos rollos patateros que no tienen sentido ninguno. Pero allá vosotras, lo dicho, dicho está.
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