Seguidores

viernes, 25 de septiembre de 2015

Día 15

La peor semana que pasé en mucho tiempo. Un instituto nuevo, profesores nuevos, métodos nuevos, conceptos nuevos, caras nuevas. Diría nuevas amistades pero no sería cierto. Nunca salí de casa pensando que iba a vivir un infierno como lo hice estos días.

No me gusta estar allí, para mí es lo peor que viví. Las amistades ya están definidas, y puede que alguien te hable, pero siempre como compañero, no como posible amigo. Y jode, jode ser la nueva que no conoce a nadie y a la que nadie conoce. Jode tener que levantarse por la mañana y no poder sonreír hasta que son las dos y media y te puedes ir para casa. Jode vivir esto, y como no cambie va a perjudicarme mucho. Va a perjudicar mis sueños de entrar en medicina.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Día 14

     Siempre me estoy quejando de que no me dejan hacer nada, de que no me dejan ir a una fiesta y no puedo salir nunca. Y hoy, hoy que recibí un "sí" por su parte, no tengo ganas ningunas. Prefería quedarme en mi cama viendo Anatomía de Grey, como todos estos días, que ir a ver a un grupo malísimo y pasar frío. Porque a mí me enfrían mucho los pies cuando salgo de noche.

        Aún así creo que debo aprovechar todas estas oportunidades que me dan de salir a divertirme, aunque lo contrario que haga sea eso. Estaré sentada en cualquier esquina, con una de las pocas amigas que tengo, hablando cuando tengamos algo que decir y riendo cuando nos venga a la cabeza alguna tontería. No es que no quiera pasar tiempo con ella, pero prefería estar en un sitio donde no me estuviese congelando y donde pudiésemos hablar sin ser a gritos.

        Pero bueno, como ya dije, me quejo por vicio. Si no me dejan porque no me dejan, y si me dejan porque ya no tengo ganas. Y así es mi vida. Deseo algo, no puedo hacerlo. Deseo algo, puedo hacerlo, lo hago y no me gusta. A veces creo que tengo las expectativas demasiado altas. Pero así soy yo, y quien me conoce lo sabe.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Día 13

  Hoy, me volví a ver reflejada en tus ojos. Volví a sentir ese cosquilleo en la barriga, esas mariposas. Y es que a veces, te acostumbras tanto a algo que dejas de valorarlo. Este verano estuve con el casi todos los días. Hoy, lo he visto después de 8. No es mucho, lo sé, pero no pasábamos más de dos días sin vernos y la cosa ha cambiado. Y me enamoré más. Me enamoré otra vez de sus ojos castaños azulados, de su barba recortada, de sus cejas pobladas y del granito que tenía encima de la ceja.
 

      Me enamoré de su sonrisa, de sus dientes irregulares, de su pelo negro, de sus ojos grandes. Me enamoré de su camiseta blanca, sus pantalones mostaza y todo lo que hay debajo de esas prendas. Me enamoré de sus palabras y de sus caricias. Me enamoré de él, otra vez, sin darme cuenta. Me enamoré de su forma de mirarme, de mi reflejo en sus ojos y de sus manos en mi cuerpo.

     Me enamoré de él y me enamoro cada día, pero en ocasiones como hoy, el cariño aumenta más que nunca. Tengo ganas de besarle, de besarle a todas horas. De besar todas y cada una de sus imperfecciones. Tengo ganas de guardar todos sus secretos, y de gritar a los cuatro vientos que él es sólo mío, por mucho que a otras les pese.

    Me enamoré del cariño que me da siempre, de sus palabras en los peores momentos y de sus burlas cariñosas. Y sé que me enamoré de verdad, sé lo que siento.