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sábado, 7 de marzo de 2015

Día 10

Hay días difíciles, días en los que nada te hace sonreir y todo parece una farsa. Días en los que las lágrimas salen más baratas que las carcajadas. Momentos en los que las miradas valen más que mil palabras.
Pero esos días se acaban, así como se termina el ensordecedor ruido de un timbre o como el embrague se pisa del todo. Y yo me entiendo. Y por eso sé que a pesar de que llueva, el sol sigue estando al otro lado. Nunca falla. Así como nuestro interior no debe fallarnos a nosotros. Sonriamos, aunque sólo sea por dentro, porque una sonrisa es lo más gratificante que podemos ver.

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